Michael Madsen, actor de culto en Hollywood, murió este jueves a los 67 años tras un paro cardíaco en su casa de Malibú. La noticia sacudió tanto al mundo del cine como a sus fans, quienes lo conocieron por sus roles inolvidables como Mr. Blonde en Reservoir Dogs y Budd en Kill Bill.
Con una carrera marcada por personajes intensos, crudos y muchas veces impredecibles, Madsen fue mucho más que un actor secundario. Su rostro se convirtió en sinónimo de la estética violenta y estilizada de Tarantino, con quien trabajó en varias ocasiones.
Antes de su muerte, seguía activo: tenía tres películas en camino y preparaba un libro de poemas. Atravesado por tragedias personales en los últimos años, incluida la pérdida de su hijo Hudson, el actor mantuvo un perfil discreto pero constante en la industria.
Hollywood despide a uno de sus últimos anti-héroes de verdad.