Por años fue impensable. Después de peleas públicas, insultos cruzados y una separación que dejó a millones de fans sin su banda favorita, Noel y Liam Gallagher hicieron lo que nadie esperaba: se abrazaron en pleno escenario.
Fue el momento culminante de un concierto cargado de nostalgia y energía. “Don’t Look Back in Anger”, cantada por Noel, se convirtió en un himno a la esperanza y el optimismo. Las 74.500 personas presentes respiraron al unísono, como quien carga un rifle de emociones, y gritaron con todas sus fuerzas: “And so Sally can wait, she knows it’s too late as we’re walking on by”.
Pero no hay canción más icónica que Wonderwall, el pegamento musical que ha unido generaciones en fiestas, bares, bodas y estadios. Esta noche, ese clásico sonó como un ritual colectivo, reafirmando por qué fue elegida en múltiples ocasiones como una de las mejores canciones en la historia del pop.
El final llegó con Champagne Supernova, donde Liam mostró una de sus interpretaciones más vulnerables y potentes. La balada psicodélica fue creciendo hasta convertirse en una explosión sonora, un cierre épico para un momento histórico.
Y entonces, cuando parecía que nada podía superar lo vivido, sucedió: Liam y Noel se fundieron en un abrazo. Después de 16 años de desprecio mutuo, de mantener una distancia casi milimétrica, ese gesto inesperado desató la locura del público.
¿Es el comienzo de una nueva era para Oasis? 2025 ya tiene uno de los momentos más inolvidables del año.